LA FRASE DEL DÍA.

lunes, 21 de mayo de 2012

VIDEOJUEGOS DE INGENIERÍA. DEMOLITION CITY 2.

Previously in ING-GENIUS habíamos hablado de Cargo Bridge, un videojuego con un alto componente ingenieril que resultaba realmente atractivo no solo para los entendidos en la materia. Esta semana le toca a otro videojuego igualmente “viciante” y asequible para los no iniciados en la materia.

Demolition City 2 (y por extensión el 1) es un videojuego que, al igual que Cargo Bridge, nos mete de lleno en el mundo de las estructuras pero desde una premisa totalmente distinta. Si C.B. nos proponía construir estructuras (puentes), Demolition City opta por la demolición de estructuras ya construidas. Es por lo tanto un juego menos creativo a priori pero igualmente entretenido y desafiante.



Nuestra tarea de demolición se llevara a cabo en varias ciudades, cada una de las cuales se diferenciará de las otras, principalmente en los materiales con los que ha sido construida la estructura, pero también en la complejidad de la estructura. Así, tenemos cinco ciudades en las que los materiales serán: madera, mármol, acero y hormigón, acero y bambú (en la ciudad oriental) y en la última ciudad, ladrillo y otro material indestructible que deberemos derribar ayudándonos de la caída de las partes de ladrillo.




Evidentemente, la madera resiste mucho menos que el mármol, por lo que las cargas a colocar para la misma estructura con distintos materiales no necesitan de la misma potencia. Los distintos tipos de cargas explosivas son: dinamita (en paquetes de 1, 3 o 5 cartuchos), una especie de soldador explosivo que cercena (me encanta esta palabra oye) el metal, un tipo de explosivo plástico cuya onda expansiva es hacia dentro y no hacia afuera (importante dato a la hora de elegir dónde colocarlo) y por último un desmaterializador que hace desaparecer completamente el elemento estructural donde lo coloquemos.

Con esta variedad parece fácil, pero lo cierto es que, como en la vida real, dependemos del dinero para comprar las cargas. Evidentemente las cargas más potentes son más caras, por lo que al principio nos estarán vedadas. Ganamos dinero para comprar estas cargas haciendo bien nuestro trabajo. Esto es, derribando la estructura con los mínimas cargas posibles (de hecho el número de cargas está limitado para obligar a pensar y cuanto más potente sea la carga explosiva menos unidades podemos poner), que los escombros queden por debajo de una altura predeterminada para facilitar la posterior labor de limpieza y por ultimo no dañando elementos adyacentes a la estructura a derribar.




La clave del juego, la que realmente hace que este sea un juego ingenieril y no un mero juego de destrucción es el comportamiento físico de las estructuras. Caen hacia donde deben de caer según pongamos las cargas. Además unos elementos arrastran a otros creando una reacción destructiva en cadena o por contra si no hemos colocado bien o no hemos colocado suficientes explosivos la estructura encontrará el equilibrio nuevamente y no caerá (o no caerá por debajo de la altura exigida como hemos dicho antes).






Habrá alguna que otra ocasión en el que tras mucho pensar (o no) lleguemos a la conclusión de que la única solución buena es “volatilizar” la estructura a base de dinamita, pero serán las menos.



Una vez superemos todas las misiones y nos convirtamos en el mejor ingeniero de demoliciones del mundo se nos requerirá para hacer un último gran trabajo, pero si queréis saber en qué consiste tendréis que jugar.



Por último, decir que el juego tiene un editor de estructuras, con el que podremos construir la estructura que se nos ocurra y comprobar su resistencia. Lo que permite a aquellos con ansias de crear, echar también un rato entretenido.

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